En Colombia, el ejercicio profesional del Diseño Interior se considera, bajo el imaginario colectivo y la perfilación de MinEducación y el CPNAA, en una categoría inferior al que ejecuta un arquitecto o arquitecta. Así, surge la necesidad de crear un perfil profesional que aumente la competitividad de Diseñadores de Interiores y les permita generar una propuesta de valor diferenciada que los distinga en el mercado, ya sea como empleados o emprendedores.
A partir de la implementación de procesos de Pensamiento de Diseño y Diseño Centrado en el ser Humano en etapas tempranas de la formulación de conceptual, se busca desarrollar la capacidad de reconocer y formular metodologías y habilitar el uso de herramientas para la entrega integrada de proyectos. Esto implica la construcción de la cultura donde el diseñador de interiores esté en capacidad de poseer la iniciativa y capacidad de liderazgo necesarias para poder tomar decisiones individuales importantes, que determinarán el diseño y suministre parámetros para el alineamiento de los demás actores vinculados al proyecto.
Así que, es importante abordar el proyecto más allá de la función del espacio y la normativa aplicable, sino trascender a conectar con el deseo de generar propuestas de valor que redunden el bienestar de los usuarios y beneficios para las organizaciones y culturas que hacen uso de espacios interiores. En el mundo del diseño, el éxito viene asegurado por la creatividad y la innovación. Por lo tanto, el diseñador de interiores a formarse debe destacarse por ofrecer diseños inspiradores, transformadores y trascendentes.