Entrevista con Valentina Giraldo

Egresada de diseño y creadora de La Valentina Design

#OrgulloARQDIS

Me chifla el cielo, me emociona, me apasiona, me fascina ver las nubes. Yo sé que suena tal vez muy nerd, pero no me importa. Me inspiran las relaciones humanas. Ir a San Victorino me emociona fuera de control. Me apasiona la fotografía, me encanta la pintura, la historia, escribir, echar cuento. Creo que eso es lo que más me gusta en el planeta entero.

La Valentina Design nace justo antes de graduarme de la universidad. Estudié Diseño y Arte en los Andes y nace como respuesta a hacer todas las cosas que me apasionan debajo del mismo techo. Arranca el 14 de enero del 2015 en el estudio de la casa de mi mamá y arranco yo sola. Creo que pasó una cosa maravillosa cuando comencé mi empresa y es que siempre supe que quería una empresa.

Yo digo que La Valentina que es hacer Branding a través de todos los puntos de contacto que tiene una marca con su cliente final, pero en realidad lo que busca a través de todas las líneas de negocio, es contar historias. Yo creo que cuando uno logra contar esa historia coherente, es que empieza a crear marcas poderosas. Entones La Valentina crea marcas difíciles de olvidar, yo creo que eso es lo que nos mueve.

Hay un mantra que repetimos en la oficina y es: “sabemos que no todo lo sabemos” y solamente por eso estamos dispuestos a absorber conocimiento, a aprender, a echar para atrás ciertas cosas que antes pensábamos que estaban bien y de pronto decir: “miércoles, eso no funciona”. Creo que lo hacemos muy bien y cada vez lo hacemos mejor y lo haremos mejor porque tenemos mucho qué aprender. Yo quiero que la gente trabaje con nosotros porque no se imagina trabajando con alguien más.

A mí me gusta reírme, divertirme y que, además, mi equipo la pase bien y se “soye” haciendo las cosas. Sobre todo, porque en creatividad cuando uno realmente está apasionado por lo que hace y se lo goza, es cuando lo hace bien.

No me gusta pensar y después quedarme meditando, no. Yo me lanzo: “prueba y error, prueba y error”. La he embarrado un trillón de veces, pero he tenido también muchos aciertos.

Lo más difícil de emprender, y siempre lo digo, es que uno tiene que hacer las paces con la incertidumbre. Cuando uno tiene una empresa y las decisiones que toma lo afectan a uno y a una o a cincuenta personas más, que a su vez afectan a una o cincuenta familias que están detrás de esas personas, uno se vuele más consciente de las decisiones que toma.
Entonces tanto en mi vida laboral, como en mi vida privada, creo que he entendido eso y me lo he apropiado con mucho poder. Obviamente ha sido un camino dificilísimo, cada día trae su problema. Entre más grande la empresa, más grandes los problemas; entre más grande el equipo, más grandes las responsabilidades. Una pandemia, un paro, seis años y medio encima… Jamás pensé que fuera a llegar hasta aquí. No sabía pa’ dónde iba. Y tal vez no tener esa ruta, ese mapa de ruta fue bueno, porque me permitió mucha libertad y espontaneidad en la forma de tomar mis decisiones, pero también reforzó esa incertidumbre.

Más allá de por qué emprender en Diseño, las personas que piensen en emprender deben tener una motivación muy grande. Mucha gente me dice: “no, qué dicha, usted maneja su tiempo, se puede ir pa’ donde sea, vive donde sea, hace lo que quiera, se levanta a lo hora que quiera”… Sí, pero porque me respondo a mí misma y si no lo hago, pues no tengo nada.

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