La unidad propone una aproximación a la arquitectura que parte por comprender a profundidad una realidad en donde los actores de la comunidad son fuente de saberes, valores y recursos. El contacto con esta realidad permitirá determinar las problemáticas que esta comunidad vive cotidianamente y entender las necesidades y deseos de aquellos que habitarán el proyecto como un espacio vivo. Por lo anterior, el proyecto a realizar durante el semestre deberá ser implantado en un territorio real y llevarse a un nivel de detalle que permita su posible construcción a futuro.
Para esto, cada estudiante desarrollará una investigación sobre la temática y los actores elegidos con la cual construirá un marco teórico conceptual del proyecto y desarrollará su espacialidad. Dadas las diferentes condiciones a las que se enfrentarán los estudiantes, para el desarrollo de los proyectos se requerirá de una gran dosis de creatividad, recursividad, empatía, innovación y responsabilidad social.
Como metodología se propone que los estudiantes trabajen de la mano de una comunidad, una ONG, alguna Junta de Acción Comunal, o una asociación o entidad con las que existe ya un vínculo desde el taller; igualmente, si los estudiantes tienen ya un proyecto identificado en cualquier lugar del país, lo podrán plantear para definir su viabilidad.
Durante el semestre se realizará un viaje de estudio en donde se visitarán algunas experiencias reales de esta forma de trabajo y en el horario del curso se invitará a expertos y a líderes comunitarios a que cuenten en primera persona los aprendizajes obtenidos en proyectos ya construidos.
