El curso valora la importancia de la imagen en nuestras vidas y plantea que, además de ser consumidores, podemos manipularlas, fragmentarlas, crearlas, intervenirlas o hacerlas aparecer. El collage propone unos códigos abiertos a partir de los que volver a interpretar un mundo que está en permanente construcción. Fijar de manera vaga, deformar y definir límites, imaginar otros tiempos, superponerlos, anotar recuerdos, volver a ser niños, propiciar encuentros inesperados, recrear escenarios soñados, construir de otra forma la memoria… no son más que acciones sutiles y contundentes con las que disfrutar al habitar una imagen.
“El collage es la innovación más importante del arte en el siglo XX. Al valorar lo cotidiano (en todas sus versiones, incluso la basura) y otorgar a los productos del azar el rango de objetos artísticos, logra abolir la separación entre arte y vida. También logra que la imaginación haga su juego, que se incentiven las grietas del mundo, descalabrando, una vez más la razón a favor del deseo”.
(Negroni, 2013, p.73)
Se propone una ruta de trabajo, casi terapéutica, guiada por buenos maestros, en la que experimentar con técnicas diversas buscando distintas aproximaciones a una imagen viva y dinámica capaz de recuperar diálogos íntimos, entre nosotros mismos y entre nosotros y la imagen.