Manifestándose a la vez contra el exceso formal y contra el defecto en los procesos, en Más por menos: ACCIONES ADAPTATIVAS converge la defensa de una arquitectura mesurada y responsable, atenta a los límites que marca una arquitectura socialmente responsable. Estas arquitecturas migran desde un enfoque intelectual y analítico para adquirir una marcada posición emocional, vivencial y existencial: la mirada ya no es tan estética como ética. En palabras de Juhani Pallasmaa, ‘al igual que la poesía, esta arquitectura nos enseña humildad, especialmente si la aceptas como una tremenda escuela de posibilidades e incertidumbre.’
Arquitectura, la necesaria; pero no menos de la necesaria. En su día, el arquitecto constructivista Tatlin defendió ‘ni lo viejo, ni lo nuevo: lo necesario’. Esa voluntad de salvar la arquitectura de las temporalidades formales para reclamar la permanencia de la necesidad quizá olvida que el tiempo y las circunstancias alteran lo que juzgamos imprescindible en los procesos arquitectónicos; pero también ilumina como una consigna la contención estética y la responsabilidad ética de lo necesario. Más por menos: ACCIONES ADAPTATIVAS promueve una arquitectura que sitúa las necesidades colectivas en el centro de su actividad para ponerse, en definitiva, al servicio de la vida.
Esta arquitectura es necesariamente social y sostenible, y su énfasis en lo necesario conlleva procesos de proyecto inseparables de un empeño ético centrado en lo colectivo. El conocimiento de las particularidades y recursos locales, que permiten la movilización social para llevar a término los proyectos, y el conocimiento aportado a la comunidad, que comparten herramientas para comprender el mundo e intervenir en él de manera eficaz mejorando la vida de las comunidades.
Juhani Pallasmaa (‘Una arquitectura de la humildad’) preguntaba si en este mundo contemporáneo de éxtasis arquitectónicos en el que se manipulan las experiencias, los deseos y los sueños, no debería darse la vuelta al oficio de arquitecto para que también él redescubra la realidad. La arquitectura parece haber entrado en su propio mundo autónomo, que no media nuestras relaciones con las realidades de la vida, y sus edificios parecen haber perdido la capacidad épica de conectarnos con los verdaderos relatos de lo social, la cultura, la vida y la construcción. Francis Keré, premio Aga Khan 2004 y premio Pritzker 2022 expresaba ‘Hay que pensar globalmente. Debemos avanzar juntos. No podemos escapar al destino común, nadie puede hacerlo. Una arquitectura que pretenda ante todo ser icónica carece de sentido. Si dejas a alguien atrás tendrás que volver a por él en algún momento.’
Si en los años 90 se popularizó el aforismo ‘piensa globalmente, actúa localmente’, en la década de los años 60 la atención a las ‘arquitecturas de lo obvio’ promovió una arquitectura sin arquitectos, una arquitectura sin pedigrí. Esta nueva forma de trabajar, que parecía tan obvia, significó sin embargo algo insólito en la formación universitaria de los arquitectos y estableció una diferencia de fondo entre el pensamiento y la realidad de la arquitectura. La tentación pude ser condenar estas iniciativas con débiles elogios por considerarlas socialmente interesantes pero marginales. Como punto de partida, Más por menos: ACCIONES ADAPTATIVAS defiende la posibilidad de mirar el mundo de otra manera para encontrar otras formas de hacer y producir arquitectura.