“Con los instrumentos de la arquitectura, por tanto, podemos disponer un acontecimiento, al margen de que éste realmente se produzca; y ese desear el acontecimiento tiene algo de “progresivo”, en el sentido de que Hegel da al término. Sobre todo esto volveré más adelante. Por esa razón es muy importante el dimensionado de una mesa o de una casa, pero no para resolver así una función determinada, como creían los funcionalistas sino para admitir muchas.”
Aldo Rossi
Con frecuencia los hábitos del sentido común nos alejan del pensamiento. Nos ofrecen la tranquilidad de lo ya visto, de lo ya conocido, de lo ya sabido. Como por ejemplo, nos dice que una imagen es la representación de una existencia objetiva reconocida como la realidad. Es por lo tanto producto de la imaginación y la fantasía, una creación de la que debemos desconfiar o en el mejor de los casos aceptar como una especie de tendencia de los humanos a imitar las cosas de la naturaleza. Y el conjunto de todas esas imitaciones es lo que llamamos Arte. ¿Pero, y si por un momento consideramos la posibilidad de que en realidad existieron primero las imágenes y luego la realidad?
Este pensamiento pondría nuestro mundo patas arriba pero al mismo tiempo abriría el espacio inquietante del pensamiento.
Este fue el peligro que Platón intuyó en la existencia de las imágenes y por eso la necesidad de expulsarlas de la ciudad como lo plantea en la República. Desde entonces Arte y Filosofía son enemigas irreconciliables.
El curso plantea el universo de las imágenes como fundamento de un pensamiento que Rossi llamaba “analógico”. Pensamiento que le permitía ver en las naturalezas muertas de Giorgio Morandi el perfil de una ciudad, o ver la ciudad como una mesa sobre la cual el arquitecto dispone los acontecimientos. Pensar en ello es la tarea de este curso.