Los relatos existen por el hecho de que se transmiten de una persona a otra, o de un narrador a una pluralidad de destinatarios: no importa que se trate de un grupo restringido de oyentes o de un más indefinido —y mucho más amplio numéricamente— público de masas. Necesitan canales de comunicación, de la palabra a la escritura, a las tecnologías más modernas. Justamente, por el hecho de ser relatos y por ser en buena medida, en cuanto relatos, narrados muchas veces, los mitos pueden pasar por diferentes medios: la oralidad, la escritura, el cine, la televisión, y hoy, una cantidad de formas de comunicación que confluyen en ese gran entorno informativo que llamamos internet.
—Fragmento del prólogo, por Ricardo Sarmiento