Fronteras porosas en la vida de Laura Solano


Entrevista #OrgulloArqDis

Catalina Villabona Triana

“Un cielo tan turbio” (So Foul a Sky) es el último largometraje producido por Laura Solano, egresada del Departamento de Diseño. La película se estrenó en el CPH:DOX, Festival Internacional de Cine documental de Copenhague, en el Next Wave, espacio dedicado a cineastas emergentes. Con la intención de conocer a Laura y comprender más acerca de su ruta profesional la contactamos y entrevistamos. Esto fue lo que nos contó.

La entrevista

ARQDIS: ¿Quién es Laura Solano?

Foto de Laura Solano
Foto Laura Solano

Laura Solano: Como se dice en España, soy un culo inquieto. Me gusta explorar ideas contradictorias, no me gusta que me impongan dogmas. Me gusta el cine como un arte que engloba muchas facetas de la realidad y que incorpora desde la alta cultura hasta la baja cultura. No soy una elitista cultural, no creo que exista una verdad y por lo tanto no creo poseer una verdad absoluta. Procuro mirar a las personas a los ojos, me intereso por aquello que quizás no es lo más vistoso, rechazo las etiquetas reduccionistas, no soy de grupos y me gusta comer, beber y hablar.

ARQDIS: ¿Qué estudiaste en la Universidad de los Andes?

L.S: En los Andes estudié diseño y me gradué con énfasis en diseño de producto.

ARQDIS: Sabemos que después de terminar el pregrado en los Andes hiciste una especialización en Fashion Management y un máster en Cultural and Creative Industries. Se podría decir que tus ojos tienen tres lentes a través de los que mirar. ¿Cómo crees que influyen estas experiencias a tu día a día?

L.S: Influyen de todas las maneras. Lo más valioso de estudiar Diseño en la Universidad de los Andes fue tener la posibilidad de “probar” diferentes intereses o disciplinas sin restricciones. Te abre múltiples posibilidades y no te encasilla a ser o hacer cosas de una u otra manera. Estudiar Fashion Management y luego Cultural and Creative Industries, me permitió, sobre todo, darle más sustento teórico y filosófico a la formación que ya tenía de la Universidad de los Andes. Nunca he dibujado un límite entre disciplinas. De hecho, me sorprendo mucho cuando escucho a personas que dicen que ‘saben’ de arquitectura, pero no tienen una opinión sobre moda, o les gusta la comida, pero no saben de cine. Para mí, es un tema de sensibilidad, no de disciplinas. Y en ese aspecto todo lo que he aprendido hasta hoy me hace querer seguir aprendiendo y escuchando.

El concepto de fronteras es una invención que luego se transforma en imposición. En Sudamérica las fronteras no son sólidas, sino porosas

ARQDIS: Tu trabajo profesional de los últimos años se ha centrado en la producción audiovisual ¿cuándo surge tu interés por este campo?

L.S: Creo que el interés siempre ha estado ahí, incluso estudiando diseño. En diferentes momentos me he decantado más por una u otra disciplina, de hecho, como ya dije, es lo que más me gustó de estudiar Diseño en los Andes: hay muchas posibilidades para explorar y siento que, en parte, por eso hago lo que hago hoy.

Cartel de la película La jovencita no envejece, se descompone.
Cartel de la película “La jovencita no envejece, se descompone”.

El cine siempre ha estado ahí. Pero al vivir y estudiar en Londres me encontré trabajando en la industria de la moda y aunque me resultaba fascinante no lograba sentirme a gusto. En esa diatriba interna entre seguir en moda o no, tuve la oportunidad de ayudar a un amigo siendo asistente de industria en el Festival Internacional de Documentales de Londres, Open City Docs. Esto me abrió las puertas al cine como una posibilidad. El empujón que me llevó a producir ocurre cuando me piden ayudar logísticamente en el rodaje de una película en Uruguay.

Una cosa llevó a la otra, no tenía muy claro cual era mi papel, se fue dando de manera orgánica. Me gustó el rol de producir porque en una película tienes que ser versátil, enfrentándote a todo tipo de situaciones en las que ayuda tener experiencia en lo que me formé.

Escena de la película La jovencita no envejece, se descompone.
Escena de la película “La jovencita no envejece, se descompone”.
Escena de la película "La jovencita no envejece, se descompone"
Escena de la película “La jovencita no envejece, se descompone”.

ARQDIS: Como productora has trabajado en varios largometrajes, el último de ellos, Un cielo tan turbio (So Foul a Sky), se estrenó en el Festival de Documentales de Copenhague ¿Qué fue lo más valioso de esta experiencia? ¿Qué fue lo más difícil?

L.S: Hacer una película es un proceso bastante largo y complicado. En el caso de Un cielo tan turbio, los territorios, la impredictibilidad y en general la naturaleza del proyecto, hicieron de este un rodaje arduo. Tuvimos varios accidentes y malentendidos en todo el proceso. Más allá de todas las complicaciones logísticas, está la parte psicológica. Hacer cine independiente es un trabajo de valientes. No es un trabajo donde vas a encontrar el dinero ni el reconocimiento a corto plazo, por el contrario, tienes que poner todo de ti y pensar en recoger lo que se cosecha a largo plazo.

Cartel del largometraje “Un cielo tan turbio” (So Foul a Sky).

Después de tantos años de trabajo que no se puede mostrar o explicar, en especial a nuestros familiares, al ser invitados con tanto cariño a estrenar la película en el festival de cine documental más prestigioso del mundo, CPH:DOX, sentí alivio y confortación, un poco como quitar el peso de muchos años de trabajo silencioso de mis hombros.

Asumir largos periodos de incertidumbre, trabajar sin el reconocimiento de nadie, bajo las sombras, y no dejarse afectar por las expectativas, ha sido lo más complicado de esta experiencia. Aunque dentro de esta olla a presión psicológica también nace una fortaleza verdaderamente potente que te hace sentir que puedes enfrentarte a cualquier cosa. Haber pasado por estas dificultades me ha dado armas para afrontar más desafíos aprendiendo de los errores del pasado.

ARQDIS: Un cielo tan turbio plantea un acercamiento sensorial y poético a la crisis de Venezuela. A propósito de ello, en una entrevista en la W Radio, afirmaste que el largometraje retrata un “sentimiento latinoamericano” ¿Por qué?

L.S: La película está filmada en la Venezuela petrolera y en las fronteras con Colombia y Brasil. Aquí buscamos retratar una realidad contemporánea en donde un estado nación en decadencia no ofrece significado o porvenir para sus habitantes, sobretodo aquellos que habitan sus fronteras, los cuales en vez de sentir pertenencia, sienten exclusión y abandono. Esto no quiere decir que se sientan desposeídos, sino que dentro de ese limbo han encontrado una forma de vida y de resistencia.

En ese orden de ideas el sentimiento puede ser un sentimiento global, pero en el contexto Latinoamericano el abandono y la negligencia del estado hacia el ciudadano es evidente. Guardando las proporciones, tanto yo como muchos otros, experimentamos estos sentimientos a diario. La sensación que queremos generar con la película es explorar de forma lírica la desarticulación de ciertos mitos o símbolos que definen el poder estatal sobre sus ciudadanos.

ARQDIS: Una de las muchas realidades que aborda el documental es la vida clandestina en la frontera. Después de finalizar todo el proceso ¿Cómo entiendes hoy el concepto de frontera?

L.S: El concepto de fronteras es una invención que luego se transforma en imposición. Siendo idealista es claro que no comulgo con la idea de tener fronteras, de hecho, no quisiera que existieran porque estas suelen ser impuestas sin tener en cuenta las realidades prexistentes en el territorio. Es por esto que en Sudamérica me interesa como estas fronteras no son sólidas, sino porosas. Como costeña es posible que me identifique más con la forma de ser, el paisaje y los sabores del Caribe o de la Venezuela costera que con la cultura andina.

Hacer cine independiente es un trabajo de valientes. No es un trabajo donde vas a encontrar el dinero ni el reconocimiento a corto plazo, por el contrario, tienes que poner todo de ti y pensar en recoger lo que se cosecha a largo plazo

Para nosotros, la frontera Guajira en este momento en especial fue fascinante, vista como desafío geopolítico ante una crisis diplomática entre dos estados soberanos enfrentados. Como dice Juan Goytisolo en su novela Don Julián: “la patria no es la tierra, el hombre no es el árbol: ayúdame a vivir sin suelo y sin raíces”.

Escena de la película "Un cielo tan turbio".
Escena de la película “Un cielo tan turbio”.
Escena de la película "Un cielo tan turbio".
Escena de la película “Un cielo tan turbio”.
Escena de la película "Un cielo tan turbio".
Escena de la película “Un cielo tan turbio”.

ARQDIS: Antes de cerrar, recomiéndanos un libro, una película y una cuenta de Instagram. 

L.S: ¡Hay tanto para recomendar! Recomiendo cualquier libro de Clarice Lispector, tal vez “La hora de la estrella”. Una película: aquí se me dificulta mucho porque hay muchos géneros distintos, pero sin pensarlo recomiendo “El sabor de las cerezas” de Abbas Kiarostami y Happy Together de Won Kar Wai. Y por último una cuenta de Instagram: la de nuestra película @sofoulasky.film.

ARQDIS: Y ya para finalizar ¿Qué consejo le darías a un estudiante que acaba de comenzar a estudiar Diseño en la Universidad de los Andes?

L.S: Yo aconsejo explorar, dejarse sorprende y no ‘casarse’ con una idea o una meta muy rígida. Estar abierto no solo a diseñar sino a impregnarse de cultura, de ideas y a desarrollar una consciencia crítica frente al mundo en que uno vive. Preguntarse el porqué pese a que esto sea incómodo y no tener miedo a construir en equipo proyectos en donde cada uno tiene una labor irremplazable más allá de los egos.

Ir a Notas