Montefacto

Montaña de hecho

Cuando una infraestructura de carácter nacional como la vía Bogotá – Villavicencio y una formación montañosa como la Cuchilla del Gavilán colisionan en el límite del suelo urbano y rural de Bogotá, sucede que esta vía literalmente secciona la montaña para dar paso a la conexión de la capital del país con la Orinoquía. Pero este acto de “amputar” deja más que un muro en piedra sedimentada de veinte metros que pasa casi desapercibido ante el flujo constante de vehículos. Deja un espacio vacío en la ciudad en el que la tensión entre dos naturalezas no es mediada de manera adecuada y se materializa un límite duro, hostil y al mismo tiempo confuso y sin carácter.

En la concepción de este proyecto, se reconoce esta formación montañosa como una infraestructura de agua que en algún momento conectó un ecosistema con una importancia de carácter nacional como lo es el páramo de Cruz verde y el Río Tunjuelito, por medio de la irrigación constante a una serie de quebradas, principalmente a la Quebrada Fucha. Pero en que este momento, se ve separado (irónicamente) por otra infraestructura que tiene como objetivo comunicar la capital del país con los Llanos orientales, y que impide por un lado el curso natural del agua que se retiene en los cerros a una serie de quebradas que alimentan la cuenca alta del Río. Y así mismo, no establece un diálogo entre la vida rural y urbana que posee la Ciudad. Por lo tanto, en este proyecto además de ubicarse en el imaginario contemporáneo del límite, dialoga con las necesidades de una infraestructura de agua natural de gran escala, reconociendo la montaña como un arquetipo paisajístico que sirve de elemento ideal para otorgar los lineamientos de una intervención espacial que espera conciliar las naturalezas, centro y periferia de una ciudad latinoamericana como lo es Bogotá.​​​​​​​

Para tal motivo, Montefacto (montaña de hecho) actúa como una prótesis de montaña, por medio de una infraestructura que se une a la cuchilla del Gavilán, capturando la humedad en la atmósfera e inyectándola al suelo y así, por medio de escorrentías superficiales llegue nuevamente a la quebrada Fucha y se rearticule el flujo de agua que alguna vez de perdió por la construcción de la vía. Este proyecto, por lo tanto dirige su principal interés al funcionamiento óptimo del habitar relacionado al reino vegetal, sin dejar de la lado la celebración y contemplación de este proceso por parte del ser humano. En adición a este último objetivo, se plantea este nuevo espacio como la puerta urbana para la capital colombiana.

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