El Laboratorio de Diseño para la Justicia gana subvención otorgada por la Tinker Foundation

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Catalina Villabona Triana

El Laboratorio de Diseño para la Justicia de la Universidad de los Andes es un proyecto interdisciplinario y colaborativo liderado por las Facultades de Arquitectura y Diseño, Derecho e Ingeniería. Su propósito es propiciar un espacio para desarrollar una nueva generación de soluciones concretas a problemas relacionados con el acceso a la justicia en Colombia. Con este fin desarrollan proyectos en contextos reales e integran innovaciones legales desde el pensamiento sistémico y el pensamiento de diseño en la formulación de posibles respuestas.

Con el objetivo de potencializar su capacidad de acción, el Laboratorio aplicó y ganó una subvención ofrecida por la Tinker Foundation para promover el acceso a la justicia. Este apoyo económico tendrá una duración de tres años y hará posible el desarrollo de varios proyectos que aportarán a que más ciudadanos puedan utilizar las herramientas y mecanismos legales para que se les reconozcan y protejan sus derechos.

Santiago Pardo Rodríguez, Co-líder desde Derecho | Santiago de Francisco Vela, Co-líder desde Diseño | Laura Guzmán Abello, Co-líder desde Ingeniería | Nicolls Feghali Vargas, Ivestigadora | Laura Vanessa Vanegas Herrera, Investigadora | Camila Padilla Casas, Investigadora.

A propósito de este logro hablamos con los líderes del Laboratorio acerca de la relevancia de trabajar por el acceso a la justicia en Colombia y del valor agregado que supone el mirar esta situación problemática por medio de distintos lentes que se complementan y que se enlazan para crear nuevos escenarios de acción. Esto fue lo que nos contaron.

Entrevista

ARQDIS: ¿Cuáles son los principales retos de la justicia en Colombia?

Lab Diseño para la Justicia: En resumen, uno de los principales retos de la justicia en Colombia es que no existe una aproximación centrada en el ciudadano. Esto se debe a que el sistema de justicia no necesariamente tiene en cuenta la experiencia de los ciudadanos que acceden al mismo y a que favorece los procedimientos que usan los abogados y profesionales que están al frente del tema. Este punto es importante porque todos los servicios de acceso a la justicia se ofrecen a la ciudadanía, pero no están pensados para ellos.

Un ejemplo es el uso del lenguaje técnico, puesto que obliga a que el ciudadano sí o sí cuente con el acompañamiento de un abogado. Por otro lado, dentro de la rama judicial hay muy poco trabajo interdisciplinario y empírico, prevalecen fórmulas tradicionales de resolver los problemas que parten de una mirada excluyente desde el Derecho. Estas maneras de hacer las cosas desdibujan la posibilidad de tener espacios dentro del sistema judicial que promuevan la experimentación, lo cual, cierra la puerta de pensar procesos, productos y servicios desde otra mirada. Para aterrizar la idea de innovación es necesario empezar por cambiar, desde dentro, la forma de pensar. Es decir, es fundamental crear espacios de exploración, ideación, prototipado e iteración dentro de la Rama Judicial para evaluar y poner en prácticas nuevas formas de aproximarse al ciudadano.

Este punto es importante porque todos los servicios de acceso a la justicia se ofrecen a la ciudadanía, pero no están pensados para ellos.

ARQDIS: ¿Por qué es necesario repensar los medios jurídicos y administrativos con los que cuenta una persona para acceder a la justicia en Colombia?

L.D.J: La forma tradicional de entender la justicia es acceso a jueces y cortes. En realidad, el acceso a la justicia es mucho más que eso: es el derecho que tienen las personas de acceder a una solución razonable y eficiente a un conflicto. Sin embargo, la justicia en Colombia se enfrenta a retos relacionados con la manera en que opera, la eficiencia como lo hace y la percepción que tiene la gente sobre su trabajo. En resumen, repensar la forma en que los ciudadanos acceden a la justicia es una oportunidad para hacer grandes cambios y ajustes que apunten a un concepto de justicia ágil, moderno, cercano a la gente y efectivo. Según el Banco Mundial, la justicia colombiana es la sexta más lenta del mundo y eso se puede explicar desde múltiples perspectivas, por ejemplo, la forma en la que se reciben los casos y el volumen de casos que llegan.

ARQDIS: ¿Qué es el Laboratorio de diseño para la justicia y cuál es el objetivo de la subvención?

L.D.J: El Laboratorio de diseño para la justicia nació como una oportunidad de acercar a diseñadores y abogados con el fin de pensar en cómo hacer innovación para el sistema de justicia. Santiago Pardo, profesor de la Facultad de Derecho, tuvo la oportunidad de participar en el programa de Legal Design en Stanford, mientras realizaba sus estudios de maestría. Esa experiencia lo cautivó tanto, que cuando volvió a Colombia, presentó la propuesta a su unidad de montar un curso que partiera de los principios del diseño para crear nuevos productos y servicios legales.

Su iniciativa llegó hasta el Departamento de Diseño, donde contactaron a Santiago de Francisco, quien ya había tenido algunas experiencias trabajando con disciplinas distintas al diseño. Los dos lanzamos el primer curso de Diseño Legal en los Andes. Durante el primer año, trabajamos con la Corte Constitucional en el desarrollo de prototipos para mejorar la trazabilidad y fiabilidad de la selección de tutelas. Antes de finalizar el primer año, tuvimos la oportunidad de invitar a Camilo Olaya y Laura Guzmán del Departamento de Ingeniería Industrial para que nos apoyaran con temas que queríamos fortalecer en el curso. Fue tal el éxito que decidimos hacer lo impensado: crear el primer curso ofrecido desde tres unidades, un verdadero reto multidisciplinario. Así, con el combo completo, consolidamos lo que hoy se conoce como el Laboratorio de Diseño para la Justicia.

Por otro lado, y mientras especulábamos sobre cómo sería este espacio de formación multidisciplinaria, nos presentamos a un grant ofrecido por la Tinker Foundation. Caroline Kronely, una de las directoras de la fundación, había tenido la oportunidad de ver algunos de los resultados preliminares del curso. Lo que presenció en la sesión a la que asistió la dejó tan maravillada, que nos sugirió presentarnos dentro del programa de Gobernanza Democrática en América Latina. El grant busca la consolidación de iniciativas que permitan expandir el concepto de acceso a la justicia en Colombia, desde una aproximación práctica y sistémica, con una visión multidisciplinaria y con el compromiso de desarrollar prototipos para validar e implementar nuevos productos o servicios para la justicia.

Es muy enriquecedor ver cómo abogados, ingenieros y diseñadores tienen la capacidad de unir fuerzas y enfrentarse a problemáticas complejas que requieren, no solo de un entendimiento profundo, sino también de una aproximación más amplia.

ARQDIS: ¿Por qué partir de la interdisciplinariedad?

L.D.J: Aunque parezca obvio, la interdisciplinariedad nos da esa visión multidimensional de una situación. Acá, vale la pena recalcar que en el Laboratorio no esperamos que los abogados se vuelvan diseñadores, o que los ingenieros se vuelvan abogados. Buscamos que cada disciplina aporte y construya a partir de los conocimientos y metodologías de las otras. Adicionalmente, este es un escenario que puede ser mucho más cercano a las futuras experiencias laborales que muchos de estos estudiantes enfrentarán.

ARQDIS: ¿Cómo el pensamiento de diseño y el pensamiento sistémico pueden ayudar a garantizar el acceso a la justicia?

L.D.J: Como equipo creemos en las ventajas que da la articulación del conocimiento. Por eso, combinar las visiones que tiene el pensamiento de diseño, con su aproximación desde los usuarios, con el pensamiento sistémico y su acercamiento a los sistemas sociales, permiten que haya una visión más completa de los contextos relacionados con el acceso a la justicia.

Es muy enriquecedor ver cómo abogados, ingenieros y diseñadores tienen la capacidad de unir fuerzas y enfrentarse a problemáticas complejas que requieren, no solo de un entendimiento profundo, sino también de una aproximación más amplia. Más que pensar cómo estos tipos de pensamiento pueden ayudar a garantizar el acceso a la justicia, podemos decir que articular ambas visiones nos asegura abarcar con más entendimiento y profundidad el tema estudiado. Por ejemplo, durante el curso, la aproximación desde la dinámica de sistemas nos permitió entender el acceso a derechos fundamentales a partir de las interacciones de actores en los sistemas sociales presentes en los proyectos. Ese entendimiento del entorno permite obtener una información que más adelante se convierte en un insumo para la toma de decisiones.

Por otro lado, la aproximación desde el diseño permite hacer una recolección de datos desde las personas, con el uso de entrevistas, sondas o prototipos, herramientas que permiten profundizar en las motivaciones y experiencias que tienen los distintos usuarios dentro del ecosistema de la justicia. Así mismo, toda esta información no se podría articular sin la participación de los estudiantes de derecho, quienes son el eje central de las propuestas, son quienes entienden el fundamento regulatorio y además conocen y determinan las oportunidades de intervención.

ARQDIS: ¿Por qué pensar en herramientas tecnológicas para mejorar el acceso a la justicia?

L.D.J: En los últimos años la tecnología se ha convertido en un aliado de muchos sectores e industrias porque les ha permitido ser más eficientes, más cercanos a los usuarios e incluso transformar visiones del mundo. Esto no debería ser diferente para la justicia. Si bien no se trata de reemplazar el valioso trabajo que hacen los abogados y los jueces, sí se trata de brindarles herramientas que les faciliten la toma de decisiones y les permitan ser más eficientes para garantizar el acceso de los ciudadanos a la justicia.

ARQDIS: ¿En qué influye la experiencia del usuario en el acceso a la justicia? ¿Cuál es su valor?

L.D.J: Precisamente mejorar el acceso de los ciudadanos tiene que ver con entender la experiencia de usuario frente a los servicios de justicia.

La idea de trabajar desde los usuarios es entenderlos, no como clientes, sino como un actor más en el ecosistema de justicia.

Si bien, el sistema de justicia se enfrenta a muchos problemas a nivel interno, como mencionamos antes, de cara al ciudadano, estos temas también se ven reflejados. Pero la idea de trabajar desde los usuarios es entenderlos, no como clientes, sino como un actor más en el ecosistema de justicia. Creemos que contar con información relacionada con la percepción de los ciudadanos de los sistemas de justicia, sus capacidades tecnológicas, su comprensión de las leyes, sus comportamientos frente a los servicios de acceso a la justicia, nos permite proponer maneras que hagan que los ciudadanos se acerquen a la justicia. De alguna manera, nos ayudan a construir alternativas para repensar el concepto de justicia y ofrecer nuevos productos y servicios judiciales. Hay un fenómeno muy curioso que está pasando y es el uso de redes sociales (Instagram, Twitter, Facebook) para ofrecer servicios judiciales. Esta tendencia, nos pone a pensar ¿Cuál es el objetivo de estos medios de comunicación y cuál es el tipo de necesidad o motivación a la que le apuntan? ¿Estamos cada vez más cerca de tener tutelas que se manden por hilos de Twitter? y más fascinante aún, ¿Será posible que la regulación de los temas de justicia permita estas adaptaciones tecnológicas? Esto es parte de lo que queremos entender y desarrollar.

ARQDIS: ¿Qué proyectos van a desarrollar?

L.D.J: Estamos desarrollando dos proyectos que tienen que ver con la transformación digital de los servicios de acceso a la justicia. El primero es con el Consultorio Jurídico de la Universidad de los Andes. Este adelanta desde hace un tiempo un proyecto de virtualización de procesos académicos y jurídicos que implicó el desarrollo de una plataforma para la digitalización de los expedientes, el CJ Digital. Junto con el Departamento de Servicios de Tecnología e Información (DSIT) se materializó la fase 1 de este proyecto, la cual se enfocó en alcanzar un “producto mínimo viable”. Este incluyó los siguientes temas: recepción de consultas, gestión de casos admitidos, gestión y seguimiento jurídico y académico, archivo de casos y reasignación de casos.

La pandemia que estamos viviendo ha representado una oportunidad para poner a prueba este servicio, el cual ayudó a que el Consultorio Jurídico (CJ) se mantuviera vigente y continuara atendiendo a los ciudadanos. Además, posibilitó que estudiantes y asesores tuvieran acceso a los expedientes y pudieran gestionar los casos. Esto desencadenó una validación acelerada de CJ Digital que permitió identificar la oportunidad de incluir mejoras en distintas áreas (para lograr una gestión interáreas) y el desarrollo del módulo de clínicas al modelo. Hasta el momento hemos hecho un estudio de las diferentes plataformas que usan los consultorios jurídicos que ofrecen atención virtual en el país. Tenemos identificados los procesos internos que maneja CJ Digital, junto con sus actores, roles, intereses y motivaciones, así como unas encuestas a asesores y estudiantes frente al uso de CJ Digital. Estamos planeando hacer unos talleres virtuales de co-creación para, de esa manera, hacer una propuesta de producto digital, que se acople a lo que actualmente existe en CJ Digital y que permita mejorar el flujo de proyectos interáreas e interclínicas.



A propósito de esta experiencia hablamos con Ángela María Yepes, directora del Consultorio Jurídico:

ARQDIS: ¿Cómo fue trabajar con el LabJusticia?

Ángela Yepes: Durante el 2020 Consultorio Jurídico tuvo la fortuna de haber sido contactado por el Lab de Diseño para la Justicia; y, digo fortuna, ya que realmente el trabajo, el compromiso y la dedicación con el que analizaron y realizaron todas las actividades propuestas, fueron extraordinarios. El Lab de Diseño para la Justicia, además de cumplir con una función específica muy importante para nosotros, como lo fue el realizar un diagnóstico de la plataforma CJ Digital e identificar las oportunidades de mejora para el diseño de la segunda etapa de desarrollo de sus funcionalidades, cuenta con un equipo de personas que se destacan por su humanidad, su visión innovadora y por lograr la comprensión e implementación de estrategias y metodologías desde la interdisciplinariedad, sacando adelante cada uno de los objetivos trazados. Sin duda alguna, en este año de cambios y retos, la experiencia de trabajar con el Lab de Diseño para la Justicia fue maravillosa y a la vez enriquecedora, al haber generado un espacio de reflexión sobre la herramienta digital, para todos los que pudimos estar involucrados desde los diferentes roles. Los resultados obtenidos nos dejan muy satisfechos por la labor realizada y marcan el inicio de nuestra segunda fase, la cual, sin el apoyo del Lab, hubiéramos tenido que aplazar de manera indefinida.

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